Toros Gurlekian

Se trata de un realizador de incuestionables valores plásticos que, con solvencia suele incursionar en diversidad de escuelas y técnicas, de lo abstracto a lo figurativo, pero en esto, lo figurativo es donde logra sentirse más cómodo.

Cabría considerar que en la figuración se mueve entre dos parámetros: uno,, la veneración hacia sus ancestros. Su profundo amor hacia su patria de origen (es armenio), a sus tradiciones. Lo otro, su fervor por la pintura. Aspectos, ambos, que actúan como vasos comunicantes.

¿Evocar? ¿Cómo detener el pasado, hacerlo presente, hacer actual lo que fue? Entramos en el planteo de Torós. Mucho de lo realizado en su obra, participa de una figuración que cumple con ese propósito. Detener el tiempo, mostrar lo que fue, pero con una concepción moderna.

Rompe las figuras. Hace en ellas lo que sentimos como ventanas abiertas hacia lo insondable. Otras de esas aberturas las consideramos puertas abiertas a la introspección. Su relato permanente, y su voluntad de ejecución, su interpretación, de lo que debe o puede ser la pintura, lo conduce a un realismo moderno vigoroso.

En nuestro siglo -extenso período de casi nueve décadas- donde ni lo formal, ni lo informal, ni la estética, ni la técnica, están sujetas a reglas, aparentemente nada está supeditado a nada, excepto, en la comprobación de los resultados plásticos obtenidos. En Torós estos logros son excelentes, la forma para él asume papel protagónico.

Su discurso es su búsqueda exigente en su forma de expresión, su Lenguaje es la materia, es el color, que se conjuga en diversidad de valores. Transparencias logradas luz tenue e intemporal que invade determinados sectores de sus cuadros aligerando la materia y juegan como forma…

Profesor CARLOS ALBERTO GIUFFRA

Su Historia…

Desde una infancia signada por un destierro forzoso, llegó a la Argentina quien hoy es un destacado exponente de las artes plásticas, no solo del Partido de Merlo, sino del país todo.

Se desvanecía el corto período de paz en Armenia, región montañosa del Asia occidental cuando, en 1920 nacía en esas tierras Toros Gurlekian.

Siendo muy niño aún, fue expulsado por los turcos de su tierra, junto con su familia y debieron vagar por el desierto para salvarse del primer genocidio del siglo, hasta llegar al Líbano. Allí su padre se enrola en la Legión Extranjera y le hablan de una tierra en donde los trigales acarician el viento; entonces trae a su familia a América.

Aquí Toros comenzó a crecer con una nueva fe pero sin olvidar las raíces de su pueblo, valiente y luchador. Aquí se casó y junto con Rosita, su esposa, vieron crecer a sus hijos, Jorge, Susana y Daniel y en 1951 comienza a edificar la que hoy es la casa del artista plástico que enorgullece a San Antonio de Padua.

Toros Gurlekian ya abuelo y naturalizado argentino, es un artista con una sensibilidad única y la vuelca en sus obras donde rinde culto a la memoria, al amor, a la reflexión al hombre y a la propia naturaleza.

Hoy vive en esta ciudad a la que hizo suya y a la que engalanó con su mural “La Argentina” en el Hospital Eva Perón o con su “Mural de la vida” donado a los bomberos voluntarios de Merlo o con el logo y escudo de San Antonio de Padua.